El jefe de diseño de Polestar prioriza la evolución sobre la revolución

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El nuevo jefe de diseño de Polestar, Maximilian Missoni Römers, tiene una visión clara para el fabricante sueco de automóviles eléctricos: evolución, no revolución. Römers asumió su cargo procedente de Audi, donde dirigió el diseño exterior para 150 personas, y ahora supervisa un equipo más reducido de 61 personas en Gotemburgo.

Este cambio es más que simplemente adaptarse a una fuerza laboral más pequeña; se trata de aceptar los desafíos y oportunidades únicos que conlleva liderar una marca que aún forja su identidad en un panorama automotriz en rápida evolución. Si bien Audi se basa en más de un siglo de herencia, la historia de Polestar comenzó en 2017, dejándolo menos agobiado por la tradición pero también con la necesidad de establecer rápidamente un lenguaje de diseño distintivo.

“Con un fabricante que tiene 100 años de historia, siempre puedes hacer referencia a elementos de tu ADN que sean apreciados por el público”, observa Römers. “Tener éxito en una marca sin esa rica historia es un desafío más difícil”.

Este desafío se ve amplificado por la posición de Polestar como una marca exclusiva de vehículos eléctricos que navega por la fluctuante demanda de automóviles eléctricos. La empresa ha experimentado un crecimiento desigual de las ventas y el precio de sus acciones se ha visto afectado, lo que ha llevado a un cambio de liderazgo centrado en impulsar las ventas en lugar de únicamente crear conciencia de marca. Römers considera que su experiencia al navegar por las complejidades del creciente Grupo Volkswagen es invaluable en este contexto.

Destaca que en Polestar, “la claridad es clave” a medida que trazan la dirección de su diseño y definen qué los diferencia de competidores como Volvo (con quien Polestar comparte algo de tecnología) y Audi. A pesar de formar parte de Geely, Polestar disfruta de un grado considerable de autonomía. Esta independencia permite a Römers perfeccionar los valores fundamentales de la marca: diseño, rendimiento y sostenibilidad, un trío que, en su opinión, debería guiar cada decisión de diseño en el futuro.

La próxima súper berlina Polestar 5 (que debutó en forma de producción) sirve como escaparate de las capacidades de rendimiento, preparando el escenario para futuros diseños como el retrasado SUV compacto Polestar 7, el primer automóvil de Römers concebido desde cero bajo su liderazgo. Insinúa una estética más “horizontal” y dinámica con perfiles más bajos y líneas más elegantes, particularmente para los SUV, con el objetivo de diferenciar a Polestar visual y estilísticamente dentro de un mercado abarrotado.

Römers evita los diseños agresivos que son tendencia actualmente en el mundo del automóvil.

“Los coches deben tener un aspecto muy atractivo y no asustar a la gente”, explica. “Actualmente existe una tendencia en la que los fabricantes de automóviles diseñan automóviles que gritan ‘Estoy aquí’ y no queremos eso”.

En cambio, el lenguaje de diseño de Polestar se inclinará hacia lo “progresista”: futurista pero accesible, evocador sin intimidar. Es un acto de equilibrio audaz: transmitir avances tecnológicos sin dejar de estar alineado con la herencia sueca de innovación atenuada por la moderación de la marca.

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